God has called each and every person, and He has called you to live in communion with Him, in friendship with Him, and to share in His divine life. He breathed into you the gift of life (Genesis 2:7). He created you out of love in order for you to know and love Him. For love to be true love, it must be freely given. God, therefore, gave us the gift of free-will so that you could choose to love Him or not to love Him. It was in the fall of Adam through sin that “man preferred himself to God and… choose himself over and against God” (Catechism of the Catholic Church, 398).
Sin damages man’s relationship with God because “sin is before all else an offense against God, a rupture of communion with him” (CCC, 1440). Ultimately, every time we sin, we chose death, decay, suffering, and sickness rather than the source of all goodness, happiness, and life, which is God, Himself.
innermost truth. He is reconciled with his brethren whom he has in some way offended and wounded. He is reconciled with the Church. He is reconciled with all creation (CCC, 1469).
Dios ha llamado a todas y cada una de las personas, y te ha llamado a vivir en comunión con Él, en amistad con Él y a participar de Su vida divina. Te insufló el don de la vida (Génesis 2: 7). Él te creó por amor para que lo conocieras y lo amaras. Para que el amor sea amor verdadero, debe darse gratuitamente. Dios, por lo tanto, nos dio el regalo del libre albedrío para que pudieras elegir amarlo o no amarlo. Fue en la caída de Adán por el pecado que “el hombre se prefirió a sí mismo antes que Dios y… se eligió a sí mismo antes que a Dios” (Catecismo de la Iglesia Católica, 398).
El pecado daña la relación del hombre con Dios porque “el pecado es ante todo una ofensa contra Dios, una ruptura de la comunión con él” (CIC, 1440). En última instancia, cada vez que pecamos, elegimos la muerte, la decadencia, el sufrimiento y la enfermedad en lugar de la fuente de toda bondad, felicidad y vida, que es Dios mismo.
El penitente perdonado se reconcilia consigo mismo en lo más íntimo, donde recupera su verdad más íntima. Está reconciliado con sus hermanos a quienes de alguna manera ha ofendido y herido. Está reconciliado con la Iglesia. Está reconciliado con toda la creación (CIC, 1469).